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La diabetes tipo 2 ya se considera un problema de salud pública mundial que amenaza las economías especialmente la de los países en desarrollo. Impulsada por la rápida urbanización, la transición nutricional y los estilos de vida cada vez más sedentarios, la epidemia ha crecido paralelamente al aumento mundial de la obesidad.
El crecimiento continuado se debe principalmente a un aumento de la diabetes tipo 2 y los factores de riesgo relacionados, que incluyen niveles crecientes de obesidad, dietas poco saludables e inactividad física generalizada. Sin embargo, los niveles de diabetes tipo 1 de aparición infantil también aumentan.
Los estudios epidemiológicos y ensayos clínicos demuestran que la diabetes tipo 2 se puede prevenir en gran medida mediante la dieta y las modificaciones del estilo de vida. La traducción de estos resultados a la práctica requiere de cambios fundamentales en las políticas públicas, la alimentación y los sistemas de salud.
Para frenar la escalada de la enfermedad se debe tener presente y recordar a las instituciones que hay que invertir en una prevención que incluya: la promoción de una dieta y estilo de vida saludables como prioridad de nuestras políticas públicas y sobre todo si tenemos en cuenta que las personas con diabetes tienen un riesgo aumentado de un 300 % de ser hospitalizadas y que sus costes sanitarios per cápita anuales suelen ser de tres a cuatro veces superiores.

Sandra Canudas, Gerent ADC.